5. Libro Blanco de la Profesión Docente y su entorno escolar.

    ¡Aquí estoy de nuevo! En esta quinta entrada me dispongo a hablar acerca del Libro Blanco de la profesión docente y su entorno escolar, publicado en 2015 por el filósofo José Antonio Marina, tras su encargo por el Ministerio de Educación.

Los Libro Blanco son unos documentos técnicos que publican los gobiernos en determinados casos para informar a los órganos legislativos o a la opinión pública con el objetivo de ayudar a los lectores a comprender un tema, resolver o afrontar un problema, o tomar una decisión.                                         

También se utilizan en el ámbito profesional para ayudar a comprender un determinado ámbito o situación. La lista de los Libros Blanco es larga y algunos ejemplares pueden ser el Libro Blanco de la psquiatría del niño o del adolescente, o el Libro Blanco de la educación ambiental en España. 


En este Libro Blanco se defienden 20 propuestas relacionadas con la transformación del sistema educativo, y cuyo fin es el éxito del alumno. Las que más me han llamado la atención han sido la segunda y la cuarta, y son sobre las que reflexionaré en este post.

La búsqueda de una eficacia en el sector educativo (2) y una mayor formación del profesorado (4), son el objetivo de estas medidas, las cuales podemos ver que están perfectamente entrelazadas, ya que no podemos tener un sector educativo eficiente si nuestros docentes no poseen la cualificación y formación adecuada. Actualmente, la sociedad tiene inculcada la falsa concepción de que estudiar magisterio es sencillo, que se basa en "pintar y colorear", pero no nos damos cuenta de que la sociedad, la economía y la política de un país depende de su educación, y esa educación depende de nuestros docentes. 

Algunas medidas que se plantean para estas propuestas son conseguir que las personas con más talento se interesen por la profesión docente, que no caigan en esos falsos prejuicios de que "profesor puede ser cualquiera", a la vez de que estos puedan recibir una excelente formación inicial, pero también continua. Que su trabajo pueda llegar a todos los alumnos, sin que puedan existir diferencias entre la educación en las distintas clases sociales, es otro objetivo de estas medidas, ya que lo que se busca es una educación que se adapte a la diversidad. 

Por otro lado, para mejorar la formación de los profesores, en primer lugar tenemos que fortalecer la figura del director y del equipo directivo, ya que son las personas con más responsabilidad de los centros. También hay que intentar acabar con la excesiva movilidad del profesorado, ya que esta no permite una total integración de los docentes en sus respectivos centros. 

Como podemos ver, no son medidas que requieran mucha dificultad, más bien lo contrario: son medidas sencillas que podrían cambiar el sistema educativo y mejorarlo notablemente. 

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