Hoy toca hablar acerca de la participación escolar.
Cuando formamos parte de una comunidad (en este caso la educativa), es necesaria la interacción y participación en ella. Para fomentar esta, yo, tanto como alumna como futura docente, plantearía organizar actividades en grupo que fomenten la inclusión, como por ejemplo, salidas educativas a museos, teatros o actividades en la naturaleza.
Otra idea sería crear equipos deportivos, grupos de música o de teatro para aumentar la sociabilización, la retórica de los alumnos o el miedo a participar en grupo que puede desencadenar en el temido miedo escénico.
Los intercambios a otros países son otra buena manera de hacer que tanto alumnos como familias se impliquen, y puedan recibir el importante patrimonio cultural que estas nos aportan.
La familia, como ya hemos visto, es una pieza fundamental en la educación del niño por lo que, llamar la atención de estas y aumentar su participación en las tutorías, por ejemplo, haciendo sesiones donde cada padre o madre nos viniera a contar sus experiencias laborales podría ayudar a los alumnos a decantarse a la hora de elegir su futuro académico.
La unión hace la fuera así que, ¡unámonos todos por una educación más fuerte!
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